by myself

by myself

viernes, 29 de marzo de 2013

Mademoiselle quiere ser vista.


       Durante los últimos días he estado pensando mucho sobre el amor y sus derivados. El amor hacia la familia, el amor hacia los amigos, el amor hacia una pareja. Y he quedado atracada en un tópico, la pareja. Se dice que el primer amor deja huellas en tu vida, que el adolescente siente todo con pasión y elevado al mayor exponencial, o que el adolescente vive el amor de manera diferente al humano adulto.
       He aquí un claro ejemplo de una adolescente de casi 18 años que no ha encontrado el amor. Aunque eso no quita que no haya besado sapos hasta encontrar el príncipe (o lo más parecido). A pesar de que no he vivido la pasional experiencia adolescente de tener una pareja (de por lo menos tres meses) y desde mi punto de vista, no quita que no haya vivido la vida del casi adulto de buena manera.
Sin embargo, es común preguntarse el porqué uno está solo o no encuentra alguien al quien le importe día y noche sin importar como uno es.
       Por las noches, y alguna que otra tarde de lluvia, aparecen esas repentinas ganas de compartir un abrazo, una crítica de cine o una caricia con un par. O por lo menos surge esa intriga de conocer el sentimiento del reconocimiento continuo del prójimo.
       Es sólo un descargo emocional el que he intentado realizar. Mi príncipe azul no puede verme, aunque yo sí a él. Y es el más amable, inteligente y bello de todos los que habitan la tierra pero esta Mademoiselle, resulta ser invisible. Algún día, lo logrará, y romperá aquel cristal que hace que Monsieur no la distinga del resto.

Algún día
no muy lejano
 el cristal se romperá.
Y él 
la verá

martes, 19 de marzo de 2013

Untitle.

Este fin de semana (además de ligar un resfrío y fiebre) asimilé varias cosas. Creo que crecí un poco más como persona. Aprendí y viví en primera persona, lo que antes opinaba por supuestos y comentarios de otras personas.
Viví la inseguridad de cerca. No es algo que me apetezca recordar, ni mencionar, volver a vivirlo pero, como estamos viviendo es un tema que no se puede dejar de alto. Viví la inseguridad en primera persona, porque no solo le robaron a dos de mis amigas, sino que también intentaron robarme a mí. Todo esto dentro de un boliche importante de mi ciudad. Nunca intento hablar de esto y menos en mi blog pero como persona y ciudadana, me indigna tener que caminar con miedo, protegerme hasta en lugares donde tengo que pagar fortuna por una entrada, o no poder sentarme en la puerta de mi casa a tomar una Coca con amigos.

Dejando de lado el tema de inseguridad, que sólo lo quise hacer un descargo emocional, iba a titular esta entrada "¿El amor tiene edad?".
Y es apartir de acá donde esta entrada deja de llamarse "Untitle" y pasa a llamarse "El amor ¿puede funcionar con diferencia de edad?".
Creo que me enamoré de la loca idea del amor con diferencia de edades. Puede sonar tonto o incluso disparatado siendo que ""apenas tengo 17 años"" (y lo pongo entre comillas porque, a esta edad uno no es capaz ni de pensar ni de sentir nada, según muchas personas). Siempre me atrajo la idea de compartir amor con alguien más grande, pero hasta hace poco sólo eran pensamientos.
El sábado, conocí a alguien muy interesante que, casualmente es más grande que yo, en muchos aspectos. Supongamos que lo vamos a llamar Felipe27.
Felipe27 en mi pensamiento tiene uno o dos años más que yo, pero en la realidad tiene diez más. Es alto, mucho más alto que yo, tiene unos ojos azules mucho más profundos que el océano y regala unos abrazos de esos que muero por recibir desde hace tiempo ya.
En conclusión, Felipe27 es indiscutiblemente el candidato más imposible que por ahora tengo. No sólo por nuestra diferencia (notoria) de edad sino porque también esa excusa que la sociedad impone que no debe existir tal diferencia.

Comentando con mi amiga Valentina, llegamos a la conclusión de que, dos personas si se aman, la edad debe ser un punto final. El amor va más allá de la edad, de la sociedad, de las familias, o hasta incluso el estatus social.
Hablo del amor como si yo supiera de qué hablo o como si alguna vez lo haya vivido intensamente con alguien. Hablo de amor como si yo fuera la persona indicada para hablarlo, pero ¿y quién lo es? Todos podemos hablar y opinar del amor, porque cada persona tiene su forma y predisposición al amor. Hay amores que son frágiles, algunos indestructibles, algunos son eternos, algunos no duran. En este caso, no coincido totalmente, con una profesora que nos propone no opinar si no sabemos... Coincido en no opinar vagamente pero, ¿Opinar educadamente o dar nuestro punto de vista? ¿Y qué sabemos nosotros? Nunca vamos a ser totalmente expertos en algo. Ni siquiera vamos a saberlo todo.

Amar abarca infinitos. Y pensar que, amar se hace de a dos.